Yann Tiersen, La valse des Monstres
Colores , luz y el marco de un cielo azul y reluciente. El blanco-gris de los edificios, las plazas, el suelo. Un paracaídas gigante que se transforma en mucho más que un espacio de juego, una excusa para compartir y divertirnos desconocidos de todas las edades con ganas de jugar.
Es el refugio de nuestro niño, de una infancia muchas veces ignorada por las prisas y las obligaciones que recuperan los mismos niñ@s que no superan los 7 años de manera instantánea cuando se toman un paréntesis de trabajos y adultez impuestas, dejan sus cosas y les cambia la mirada. Las cajas, las artesanías, etc reposan al lado del árbol, del altavoz que exhala melodías recuperadas mientras corremos, nos miramos, nos regalamos y nos emocionamos fascinados con su mirada y energía recuperada. Un entusiasmo que nos pertenece a todos y que vive en cada latido de ilusión perenne incandescente.
Porque el juego, como queda patente cada vez que las autoridades nos piden autorización, no entiende de edades, ni fronteras, ni dinero… Es libertad, color, impulso vital, respirando, volando, elevando los espíritus. Es el regalo más grande que te puedes dar. Disfrutar compartiendo con tu gente. Un presente creativo esperándote a cada instante.
Tuvimos el privilegio de regalar nuestro primer presente creativo a nuestra amiga Marcela Gallegos, en pleno centro de San Cristóbal de las Casas.
Una de nuestras salidas coincidió con su cumpleaños y no quisimos dejar pasar la oportunidad de poner en acción nuestro menú de juegos.
La diversión, las sonrisas, los regalos simbólicos, los abrazos, besos y una planta llena de deseos… un regalo para la memoria emocional que nunca olvidaremos.
Y ella en eso del dar y recibir, para no ser menos, quiso obsequiar a la gente que pasaba con una rosa: regalando mientras era regalada.
Feliz cumpleaños, Marcela! Gracias por compartir tu luz!
No te pierdas los vídeos con las experiencias de algunos presentes creativos.